Madrid es una ciudad que despierta tantos odios como pasiones. Pero cuando tienes la oportunidad de observarla con detenimiento y desde fuera del coche cada día es una nueva sorpresa.

Pues resulta que el mismo centro de Madrid es como un pueblo. Sí, como un pueblecillo. Solamente hay que mirarlo desde la perspectiva adecuada. Cuando tienes ocasión de subir a un edificio alto se pueden ver los típicos tejadillos de teja roja imposibles de ver a nivel de la calle. Muchas de esas pequeñas casas que vemos están construidas a posteriori sobre la terraza del edificio, creando un paisaje desordenado y ligeramente cochambroso. Aunque esto pueda parecer un aspecto negativo, creo que es uno más de los encantos de Madrid: desde los grandiosos edificios modernistas de Gran Vía podemos ver esta imagen de «pueblecillo» justo a nuestros pies.

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Vista desde Gran Vía. Al fondo el Palacio Real y La Almudena (pulsa para ampliar).

Nos encontramos paisajes como este en el mismo centro de Madrid: Gran Vía, Barrio de las Letras, Lavapiés, Barrio de los Austrias… Grandes zonas de tejadillos rojos formando grupos de casas que podrían parecer de planta baja, cuando en realidad el suelo está 5 ó 6 pisos más abajo. Entre ellos sobresalen edificios característicos para recordarnos que estamos en «la capital».

Algunos sitios públicos desde donde se puede ver la ciudad con otra perspectiva:

Hotel Tryp Reina Victoria. Plaza Santa Ana.
Gaudeamus café. Edificio Escuelas Pías (UNED), C/ Tribulete 14. Lavapies.
La Casa Encendida. Ronda de Valencia, 2.
La Casa de Granada. C/ Doctor Cortezo, 17. Tirso de Molina. 
Corte Inglés de Callao. Cafetería de la 9ª planta. Plaza de Callao.